Cóctel cafe iluminado Federico García Lorca - portada

Federico García Lorca y el café iluminado: Duende entre Granada y La Habana

Tiempo de lectura estimado: 4 minutos

García Lorca no era caribeño, pero el Caribe le cambió la respiración. En 1930, llegó a La Habana con el pulso aún vibrando de Nueva York. Allí vivió, amó y escribió; allí compartió el jerez —vino andaluz en tierra de ron— en tertulias que mezclaban poesía, música y confidencias. Ese cruce encendió su idea del duende: fuerza terrenal, mortal y ardiente.

Hoy servimos en copa ese encuentro: Lorca y un cóctel que mira a Granada —el café iluminado.

 

 

Federico García Lorca

El español Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, en la provincia de Granada,España, 1898 – 1936) es una de las voces más decisivas de la poesía y el teatro del siglo XX en lengua española. Figura central de la Generación del 27, transitó con idéntica soltura el lirismo y la escena teatral.

En teatro elevó tragedias modernas pobladas por mujeres cercadas por la norma —Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), La casa de Bernarda Alba (1936)—; en poesía, unió lo popular, lo vanguardista y lo mítico.

Defendió una ética de la belleza compartida (“medio pan y un libro”), convencido de que la cultura no es un lujo, sino aire que respirar.

 

Garcia Lorca cartel Bodas de sangre

 

Su lado caribeño

García Lorca llegó a Cuba en 1930 tras su estancia en Nueva York. La isla de Cuba le ofreció ritmo y profundidad humana: la ciudad como paraíso sonoro, la música negra como latido, las tertulias como hogar improvisado.

Federico Garcia Lorca 2

En La Habana se juntó con poetas y músicos; a veces descorchó jerez entre roneros, gesto que resume su mezcla: Andalucía y Caribe conversando en la misma mesa.

El propio Lorca lo diría con humor y claridad:

Lo único que los Estados Unidos han dado al mundo es el rascacielos, el jazz y los cócteles. Y en Cuba se hacen mejores cócteles todavía.

De ese influjo brotaron páginas de luz y sombra, y se asentó su pensamiento estético sobre el duende: lo que hiere y despierta, lo que hace verdadera a la obra cuando la vida arde.

 

Obra recomendada: Poeta en Nueva York

Escrito entre 1929 y 1930, Poeta en Nueva York es el libro que marcó su giro más radical. Lorca entró en la gran ciudad industrial y vio el vértigo moderno, el racismo, la soledad, la deshumanización. Su respuesta fue poética y política: un lenguaje nuevo, surreal, lleno de imágenes rotas y ritmo profundo.

 

poeta-en-nueva-york portada

Pero el libro no termina en Nueva York: su estancia cubana funciona como desembocadura emocional. Tras el acero, llegó el tambor; tras la angustia urbana, la piel del Caribe. Por eso Poeta en Nueva York es considerado su obra más revolucionaria: rompe la métrica tradicional, denuncia la injusticia y abre la puerta a lo afroantillano en su poesía.

Lectura y escucha sugeridas:  “Son de negros en Cuba” como coda luminosa: una página que todavía baila.

 

 

Federico Garcia Lorca

 

Muerte y legado del autor

En el verano de 1936, poco después del estallido de la Guerra Civil Española, fue detenido en Granada (España) debido a sus ideas progresistas, su relación con intelectuales republicanos y, según algunas versiones, por su homosexualidad. Fue fusilado en la madrugada del 18 de agosto de 1936, con apenas 38 años. Su cuerpo nunca fue hallado. Hoy sigue vivo en teatros, plazas, aulas y canciones.

Su figura se convirtió en un símbolo de la tragedia de la guerra y la represión, y su legado perdura como uno de los pilares de la literatura española del siglo XX.

Federico Garcia Lorca

Coctel Café iluminado (café + aguardiente + cerezas)

El café iluminado no nació en el Caribe, sino en Granada. Lo tomaban de noche en la casa familiar de los García Lorca, entre cartas, bromas y confidencias. Su hermana Isabel lo recuerda así en su libro «Recuerdos míos»:

«Jugaban y tomaban lo que Federico llamaba café iluminado, café con algo más que gotas de aguardiente.»

Y no era su único gusto líquido. Su hermano Francisco, en «Federico y su mundo», describe al niño Federico pescando guindas y uvas en aguardiente con una aguja de hacer media de su madre:

«¡Había que verlo extrayendo del bote de cristal las guindas o las enormes uvas moradas…!»

En Granada también se bebía este preparado: cafés como el Suizo, el Imperial o el Bib-Rambla fueron escenario de tertulias literarias donde se mezclaban café, alcohol y verso —ya que al fin y al cabo el café iluminado es un pariente sureño del carajillo español.

Por eso, nuestra versión del trago recupera esa memoria doméstica: café caliente + aguardiente + cerezas en almíbar, un pequeño fogonazo de los gustos de García Lorca.

 

Receta cóctel cafe iluminado Federico García Lorca

 

Ingredientes (1 taza corta):

  • 40 ml de aguardiente
  • 60–80 ml de café espresso recién hecho
  • 1 cucharadita pequeña de azúcar o al gusto (opcional)
  • Cáscara de limón o grano de café para aromatizar
  • Cerezas en almibar

 

Preparación:

  1. Calienta la copa previamente (con agua muy caliente o al vapor).
  2. Sirve el aguardiente caliente o templado.
  3. Azucara si lo deseas y viértelo el espresso por encima.
  4. Perfuma con cáscara de limón o un grano de café.
  5. decora con las cerezas en almibar en un broche.

Servicio sugerido: copa pequeña, calor de sobremesa, libro abierto. Un sorbo responde donde la tinta pregunta.

 

Brindis

García Lorca encontró en el Caribe una gran alegría: música que canta lo mortal sin negarlo.
Brindamos por el duende que enciende las páginas de libros, por la mezcla inesperada —café y fuego, Granada y La Habana— y por quienes no dejan de volverlo a leer. Por la memoria.

Sirve el «café iluminado», abre Poeta en Nueva York y escucha cómo esta presente.

Salud, Federico.

 

Otros artículos de esta serie.

 

Pablo Gamarci Bernard

Redactor.   Viajero. Webmaster de la web. Diseñador gráfico y editorial, edición de audio y video. Miembro de ACPI (Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana).



Translate »