Miami South Beach, playas de sueño y art deco

Miami South Beach, playas de sueño y art deco

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Aunque propiamente no se encuentre en el Caribe sino en su zona fronteriza, Miami es, sin duda, la ciudad más caribeña de los Estados Unidos. Quizá es por la gran cantidad de exiliados cubanos y de otras islas del Caribe que la habitan, o por las magníficas playas bordeadas de palmeras que forman su zona costera, o por la calidez de su sol y de su clima que la convierten en una de las ciudades más deseadas como destino, pero sea cual sea la razón, lo cierto es que Miami tiene el sabor de la región en su sangre. Y de todas las áreas de esta gran metrópolis, la zona de Miami Beach es la más carismática.

Alojada en una larga playa de arena blanca y fina en una isla de barrera delante de la bahía de Biscayne en el sur de Florida, Miami Beach creció a partir de 1913 cuando dos emprendedores construyeron el entonces puente de madera más largo del mundo para conectarla con Miami. En los años veinte y treinta, la gente rica del país se sintió atraída por el sol y el buen clima y empezaron a construir, en el barrio de South Beach, hoteles de lujo y grandes mansiones, muchas de ellas en el estilo arquitectónico imperante en esa época: el Art Deco. Desde 1979, esos más de 800 edificios históricos que quedan de la época están protegidos y pueden verse en el Distrito Histórico de Miami, en South Beach.

playa de Miami

Playa de Miami

 

Caminando por Ocean Drive, la calle frente a la playa, puede observarse el Park Central Hotel, un pequeño hotel de siete plantas pintado de blanco y azul pastel que guarda mucha historia local: se construyó en 1937 y en sus habitaciones durmieron estrellas de Hollywood como Clark Gable, Carol Lombard y Rita Hayworth.

El Beacon Hotel, con su aspecto de pastel de bodas y el Colony Hotel, decorado con luces de neón, quedan a solo una esquina más al norte. Siguiendo por Ocean Drive llegaremos al Waldorf  Towers, un hotel con una torre esquinera que parece un faro en medio de la calle y que le confiere un aspecto totalmente marinero.

La sombra de las palmeras y de los tendidos en las terrazas delante de los hoteles invita a resguardarse del sol del mediodía y tomarse un combinado refrescante. Por la calle veremos pasar
todo tipo de vehículos: largas limusinas, grandes todoterrenos, lujosos deportivos y, muy a menudo, coches de los años cincuenta perfectamente conservados como pequeñas joyas de colección
y que sus amos pasean por las calles de la ciudad orgullosos de una larga historia.

La tarde es para recorrer las calles interiores, donde se encuentran otras joyas arquitectónicas del Art Deco, como la Oficina Postal, un edificio de 1937, o el Hotel Cardozo, propiedad de Gloria Estefan y su marido Emilio, decorado con columnas hechas de coral.

Para terminar el día podemos ir de compras por Lincoln Road, una calle peatonal tan comercial como la Quinta Avenida de Nueva York y en la que encontraremos multitud de tiendas de moda donde curiosear y decenas de restaurantes donde disfrutar de una cena, tranquilamente al fresco del atardecer.

O quizá, simplemente, nos sentemos en la terraza de un café para fijarnos en el tráfico constante de gente. La diversión, en Miami, está siempre asegurada.

Jordi Canal-Soler



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