12 Nov Las Hermanas Mirabal: de la resistencia al símbolo global del 25 de noviembre
Te invitamos a conocer a las Hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa. Una historia que marcó a República Dominicana… y al mundo.
La República Dominicana legó al mundo una fecha importante: el 25 de noviembre, nacido de la memoria por las Hermanas Mirabal, se convirtió en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde Salcedo, ese hito dominicano inspira cada año un compromiso global, 16 días de activismo, moviliza leyes, políticas públicas y redes de apoyo, y que recuerda la libertad y la dignidad de las mujeres en todo el mundo.

Minerva Mirabal (en el coche) junto a unas maigas
¿Quiénes fueron las Hermanas Mirabal?
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal —“Las Mariposas”— fueron tres hermanas dominicanas que enfrentaron abiertamente la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Estuvieron vinculadas al Movimiento 14 de Junio, organizaron redes de apoyo, distribuyeron materiales clandestinos y sostuvieron una resistencia civil que les acarreó vigilancia, encarcelamientos, torturas y hostigamiento permanente.
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El crimen del 25 de noviembre de 1960
Ese día, cuando regresaban de visitar a sus esposos presos, las tres hermanas y su chofer, Rufino de la Cruz, fueron secuestrados, asesinados y arrojados por un barranco en la carretera de La Cumbre. El régimen trató de simular un accidente, pero el país reconoció la verdad.
El asesinato tuvo el efecto de un terremoto: aceleró el desgaste de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo y convirtió a las Hermanas Mirabal en un símbolo ético de resistencia.

Féretros de las hermanas Mirabal en el velatorio
¿Por qué se considera “violencia contra la mujer” y no solo “violencia política”?
Aunque el móvil represivo fue político, el mecanismo y el mensaje del crimen están atravesados por el género. En términos de derechos humanos, la violencia contra la mujer es cualquier acto basado en el género que cause daño físico, sexual, psicológico o muerte, en el ámbito público o privado. El caso Mirabal cumple ese estándar por varias razones: en el caso Mirabal, la represión fue simultáneamente política y claramente basada en el género.
Las hermanas fueron castigadas por romper los roles asignados a las mujeres —silencio, domesticidad, ausencia del espacio público—, y su liderazgo buscó ser sofocado para disuadir a otras de seguir ese camino. A ello se sumó un hostigamiento sexualizado —amenazas, insinuaciones, humillaciones— que refleja la misoginia institucional del trujillismo, donde el poder se ejercía también a través del control de los cuerpos y la “cooptación galante”.
El simbolismo de asesinar a tres hermanas en un mismo operativo refuerza el carácter ejemplarizante del crimen: no solo neutralizar a opositoras, sino reinstalar el orden patriarcal por medio del terror.
Por eso se habla de un feminicidio de Estado en el contexto de la persecución política: coexisten la motivación represiva y el sesgo de género, y negar esta última dimensión invisibiliza una parte esencial del delito y del mensaje intimidatorio dirigido a todas las mujeres.

El impacto social confirmó esa lectura: la conmoción colectiva ayudó a comprender que la violencia contra las mujeres —en el hogar, en la calle o en la política— no es un asunto privado ni colateral, sino un problema estructural de poder que exige memoria, prevención y políticas públicas sostenidas.
Es por ello que el asesinato de las Hermanas Mirabal fue violencia política y, al mismo tiempo, violencia contra la mujer porque el régimen las castigó como opositoras y como mujeres que desafiaron el orden patriarcal. Precisamente por esa doble lectura, su memoria se convirtió en la base ética y simbólica del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre).

¿Cómo nació el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer?
El 25 de noviembre empezó a conmemorarse en 1981 por movimientos feministas de América Latina y el Caribe, que eligieron esa fecha para honrar a las Mirabal y denunciar la violencia contra las mujeres en todas sus formas.
A partir de esa base regional, la causa se internacionalizó. En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la fecha 25 de noviembre (25N) como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a los Estados, organismos y sociedad civil a realizar actividades de sensibilización y acción.
Con el tiempo, el 25N pasó a abrir los “16 días de activismo” que culminan el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), enmarcando la lucha contra la violencia de género dentro de la agenda global de derechos humanos.

Sellos conmemorativos de las Hermanas Mirabal en República Dominicana en 1996
Por qué el 25N es clave hoy
El 25 de noviembre (25N) funciona como un lenguaje común para nombrar las múltiples formas de violencia —física, psicológica, sexual, económica, digital e institucional— y, al hacerlo, permite medirlas, prevenirlas y sancionarlas con mejores herramientas.
Pero no queda simplemente en recordar la memoria de las Hermanas Mirabal, sino que opera como mandato de política pública, impulsando marcos legales más sólidos, protocolos de atención dignos, presupuesto específico y formación continua para quienes atienden a las víctimas en salud, justicia, educación y seguridad.
La prevención nace en las aulas: educar en igualdad, consentimiento, resolución pacífica de conflictos y nuevas masculinidades reduce la violencia a medio y largo plazo; el 25N ofrece un hito anual para sostener campañas pedagógicas y evaluarlas.
En el plano comunitario, las conmemoraciones visibilizan recursos —líneas de ayuda, refugios, asesoría legal—, tejen alianzas entre instituciones y sociedad civil, y refuerzan el acompañamiento a las supervivientes. Y, al mismo tiempo, es orgullo dominicano con impacto global: la historia nacida en Salcedo inspira iniciativas en todo el mundo y recuerda que la República Dominicana no solo honran a Las Mariposas, sino que aportan un relato de resistencia que cruza fronteras y convoca a la acción.

Las mariposas
La simbología de “Las Mariposas”
El nombre “Las Mariposas” nació en la clandestinidad, como el alias de las hermanas Mirabal dentro de la resistencia antitrujillista. Desde entonces, la mariposa dejó de ser un simple motivo estético para convertirse en un símbolo ético y político que condensa transformación, libertad y memoria.
Su metamorfosis alude al tránsito del miedo a la esperanza y a la posibilidad de cambio colectivo; su aparente fragilidad recuerda que, pese a la violencia, se puede persistir y transformarse, como hicieron Patria, Minerva y María Teresa.
El simbolismo del vuelo de las mariposas, representa la conquista del espacio público: salir del ámbito doméstico, tomar la palabra y hacerse visibles. Al multiplicarse en carteles, murales, marchas del 25N por todo el mundo… La mariposa crea un código común que enlaza historias locales con una causa global contra la violencia de género.

Visita a la Casa Museo de las Hermanas Mirabal
Frente al régimen que pretendió controlar los cuerpos de las mujeres, el símbolo afirma autonomía y dignidad, marcando el derecho a decidir el propio ciclo, ruta y ritmo. En Salcedo, República Dominicana donde jardines y senderos (Casa Museo, Ecoparque de la Paz) integran paisaje y memoria, la mariposa se vuelve territorio: una experiencia que se puede visitar para que el recuerdo no sea solo pasado, sino impulso vivo de resistencia y libertad.
Redactor. Viajero. Webmaster de la web. Diseñador gráfico y editorial, edición de audio y video. Miembro de ACPI (Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana).





