Melissa Roedán ha impregnado con su estilo y sensibilidad la escena artística internacional. Dos culturas se manifiestan en sus creaciones: por un lado, la que la vio nacer —caribeña, cálida, dorada, entrañable—; por el otro, la artísticamente sofisticada y sensible, cuna de los grandes genios renacentistas que han dejado un legado inmenso en la historia del arte.

Melissa Roedán: Dos décadas de arte en evolución

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Melissa Roedán ha impregnado con su estilo y sensibilidad la escena artística internacional. Dos culturas se manifiestan en sus creaciones: por un lado, la que la vio nacer —caribeña, cálida, dorada, entrañable—; por el otro, la artísticamente sofisticada y sensible, cuna de los grandes genios renacentistas que han dejado un legado inmenso en la historia del arte. República Dominicana la vio nacer como mujer y artista; Florencia, Italia, la formó y le brindó el lienzo final para convertir su inspiración en obra.

 

 

Cumple dos décadas creando y cultivando su expresión artística a través de múltiples disciplinas, que la han llevado a experimentar con papel, tela y diversos materiales reciclados, los cuales combina en sus obras. A través de ellas, invita al espectador a formar parte de un universo fantástico, en el que cada pieza parece tomar vida propia.

 «Cosí lo que no se cose y rompí lo que hasta ahora siempre estuvo intacto», dice Roedán al explicar la esencia y fundamento de dos décadas de trabajo y evolución en el arte.

 

 

Ese deseo comenzó a manifestarse desde muy niña, cuando recogía cosas que a cualquiera podrían parecer inservibles, pero a las que ella sabía cómo darles nueva vida en términos de funcionalidad y belleza. Ahí, podemos decir, radica la base de todo. Estudió Diseño de Interiores en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y luego partió a Florencia; allí se formó en Artes Plásticas en la Academia de Bellas Artes, la primera escuela de arte de Europa y también del Renacimiento, espacio que vio desarrollarse los talentos de maestros como Giorgio Vasari o Benvenuto Cellini.

 

 

A partir de entonces, Melissa Roedán fue perfeccionando sus ideas y su técnica, llegando al nivel de ganar importantes premios que dan realce a su carrera, como el Fiorino de Plata, el Premio de Oro y el galardón otorgado por el presidente del jurado en el prestigioso Premio Firenze.

Su amplia trayectoria ha llegado a los 20 años, un recorrido que hoy por hoy le permite valorar su creatividad como producto de su crecimiento, resultado de equivocaciones e intentos, y de las ideas que le han otorgado las experiencias vividas en su propio andar y en el de las personas que ha ido conociendo en ese transitar.

Desde sus inicios como artista, encontró en la Galería de Arte San Ramón —espacio clave para los artistas en República Dominicana— un lugar de apoyo. Es, además, la galería que la representa hasta la fecha.

 

 

Lejos de sentir que todo ha sido logrado, Melissa Roedán sigue sintiéndose retada como artista: “Pienso que mis mayores retos deben ser los mismos de cualquier artista que quiere afirmarse en su carrera: ser apreciado y aceptado por su arte. En el caso de Italia, siendo emigrante en un país tan grande respecto al mío, mis retos fueron mayores; tuve que demostrar mi capacidad, pero también, en esta ocasión, mi arte fue aceptado y valorado. Aún recuerdo mi segunda exposición en Florencia, en un espacio patrimonio cultural, donde no se podía alterar ni intervenir las paredes en modo alguno. Aquí, el dilema: una museografía muy limitada. Pero, abrazando mi identidad y mis límites, así como mi experiencia en el diseño arquitectónico, pude lograr un espacio que gustó mucho”.

 

 

Celebrando el éxito de una carrera con la que ha podido expresarse y ser aplaudida por el público, hay sueños por cumplir que todavía rondan en la mente de la artista: “Me gustaría hacer una exposición inmersiva, que abrace de emoción al espectador, que mueva sentimientos fuertes y maravillosos. Quiero llevar mi arte al mercado americano; además, realizar un proyecto que amo y que he visto en Europa y me encantaría traer a mi país: un jardín donde esculturas mías y de varios artistas estén en simbiosis con la naturaleza. Otro de mis sueños es recopilar prosa y arte en un libro, a partir de los escritos que hago como forma de homenaje a cada una de mis obras, un detalle que ha tenido gran acogida por parte de coleccionistas y espectadores”.

 

 

Con el ánimo de celebración por estas dos décadas, dos exposiciones conmemorativas tienen espacio en la agenda. Una ya tuvo lugar, culminando recientemente en el Centro Cultural Banreservas; el próximo mes de noviembre se presentará otra muestra en su espacio clave: la Galería de Arte San Ramón.

 

 

Fotografías: Cortesía de la artista Melissa Roedán

 

 

Diana Suriel

Periodista/editora de moda y vanguardia, marketer. Se ha especializado en productos editoriales, actualmente emprendiendo en los medios digitales'. Comparte info de valor sobre moda, arte e innovación.



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