04 Dic Del Caribe al mundo: anatomía de una diáspora creciente

Tiempo de lectura estimado: 3 minutos

La diáspora del Caribe al mund ha alcanzado una magnitud inédita en las últimas décadas. Millones de personas nacidas en el Caribe viven hoy en Estados Unidos, Europa, Sudamérica e incluso en la misma región. Este movimiento no solo altera los números poblacionales, sino que transforma la economía, el turismo, la cultura y la percepción de identidad en el Caribe del siglo XXI.

 

 

Una migración del Caribe al mundo, en cifras: 2020-2025

Los últimos informes muestran que las migraciones desde Latinoamérica y el Caribe crecieron significativamente desde 2010, alcanzando niveles históricos entre 2020 y 2025. Según el Migration Policy Institute (MPI), la región ha entrado en una nueva era migratoria: flujos más variados, activos y multidireccionales.

A nivel global, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la ONU estiman que en 2020 había unos 281 millones de migrantes internacionales, cerca del 3,6 % de la población mundial. En América Latina y el Caribe, la CEPAL calcula que 28,5 millones de personas viven fuera de sus países de origen.

 

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por IOM – UN Migration (@unmigration)

 

En el Caribe, la dispersión es aún más compleja. Se estima que hay 9,6 millones de migrantes caribeños en el mundo, aunque la mayoría de los datos provienen de Estados Unidos. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2020 se registraron 859.400 migrantes dentro de la región y 745.700 provenientes del exterior, cifras que reflejan la alta movilidad en la zona.

 

Destinos clave de la diáspora

Estados Unidos continúa siendo el principal destino de los migrantes caribeños. Dominicanos, puertorriqueños, cubanos, haitianos y jamaicanos han consolidado comunidades en Nueva York, Miami, Boston y Orlando, apoyadas en redes familiares y oportunidades laborales.

 

 

Pero la migración caribeña ya no se limita a EE. UU.:

• España: Atrae principalmente a dominicanos, cubanos, venezolanos, gracias al idioma y a las facilidades de ciudadanía tras varios años de residencia.
• Canadá: Sus programas temporales de trabajo agrícola y estacional han atraído a miles de caribeños.
• Reino Unido: Mantiene su histórica conexión con Jamaica y Trinidad y Tobago.
• Países Bajos: Es destino habitual de personas de Curazao, Aruba y Sint Maarten por vínculos coloniales.
• Chile: Ha experimentado un aumento de haitianos y dominicanos, gracias a la estabilidad económica y las oportunidades laborales previas a la pandemia.

Países como Haití, Cuba, Jamaica y República Dominicana siguen generando importantes flujos migratorios por razones económicas, políticas y climáticas.

 

 

Migración intracaribeña

La movilidad dentro del Caribe es un fenómeno clave, aunque menos visible. El BID indica que, en 2020, el 63 % de los inmigrantes en nueve países de la región provenían de otras islas. Este flujo responde a diferencias económicas, oportunidades laborales en turismo, construcción y servicios, así como vínculos familiares y culturales.

Esta migración interna genera impactos socioeconómicos relevantes: cubre necesidades laborales, pero también plantea desafíos de integración, acceso a servicios y percepción social de los migrantes. La OIM alerta sobre los riesgos de rechazo social en épocas de inestabilidad económica.

 

 

 

 

Estudios recientes y tendencias

Entre 2020 y 2025, diversas instituciones han analizado el fenómeno:

• MPI: Describe un Caribe en proceso migratorio complejo, con salidas, llegadas y movimientos temporales.
• CEPAL: Destaca que la emigración sigue activa incluso en tiempos de crisis.
• BID: Examina la integración socioeconómica, acceso laboral, emprendimiento y contribuciones económicas de los migrantes.
• OIM y ONU: Ofrecen datos globales que contextualizan la diáspora caribeña en la migración mundial.

 

 

La diáspora y su vínculo con el Caribe

La migración tiene efectos profundos en la vida económica, cultural y social de la región. Las remesas de Haití, República Dominicana, Jamaica y Guyana son un pilar económico, sosteniendo familias, negocios y estabilidad financiera.

Al mismo tiempo, los migrantes preservan tradiciones, gastronomía y expresiones culturales, construyendo un Caribe transnacional que influye en música, moda e identidad. La diáspora también impulsa el turismo y la inversión en proyectos comunitarios.

Los desafíos incluyen separación familiar, inseguridad laboral y falta de políticas de integración, pero la diáspora caribeña también abre puertas a cooperación, intercambio de talento e ideas.